Carta de Helen y Edu Tébar: Vela de insignias 2015

Cada año, en cada campamento de verano, hay una noche muy especial para todo el grupo, en la que celebramos la vela de insignias. En ella, reflexionamos sobre los pasos que hemos dado en el escultismo y en nuestras vidas de cara a al servicio y la entrega a los demás. Mientras unos recuerdan su promesa scout, otros piensan en qué les lleva a realizarla el día siguiente.

Estas últimas veladas han sido bastante dinámicas y participativas: intentamos que las valiosas aportaciones de cada uno, desde el lobato hasta la ruta, o la jefa de grupo, puedan inspirar y ayudar al resto. De manera más concreta, estos últimos años un scouter ha escrito una carta, cada una de un estilo y una magia inigualables. De hecho, os dejamos aquí las de Enrique Valiente en Suiza ’13 y de Guille Fernández en Boniches ’14, las cuales publicamos ya en nuestra web.

No obstante, en esta entrada os dejamos con la carta que escribieron Helen y Edu Tébar en Navasfrías, el pasado 2015. Ambos llevan toda la vida en el escultismo, y considero que se han comprometido en cada etapa que han vivido de manera ejemplar. Las palabras que nos dejan son una gozada, su carta tiene un estilo muy peculiar: le hablan a su yo del pasado.

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Querido yo a los ocho años, no tengas miedo: entra al local por primera vez, no hay tanta gente como parece, pronto harás amigos/as y no pararás de reír día tras día a su lado; puede ser que los dibujos de las paredes te resulten extraños, pero pronto te darás cuenta de que tras ellos hay un gran mensaje. No te preocupes, dormir en tiendas no es tan duro como piensas; y ante todo no saludes en las buenas tardes, todavía no has hecho tu promesa. Cuando la hagas, ten claro que no te acordarás de lo que prometes; pero, lo que sí es seguro, es que te esforzarás por ser una buena lobata.

Querido yo a los doce, empiezas a crecer, ya estás en tropa, pero no olvides emocionarte con los pequeños detalles: tu primera corte de honor, tus primeras ampollas en la marcha, la primera vez que te sacan a contar las piedras, a sujetar árboles, o a correr por el campo de fútbol de la casita, mientras Luis y Julio gritan para que pares. Los scouters no son tan serios como parece: te quieren, te valoran y por eso, a pesar de que duela, te regañan, porque ante todo quieren lo mejor para ti, eres importante para ellos/as y se preocupan por todo lo que sientas.

Querido yo a los trece, no la líes tanto: la bolsa de cinco kilos de chuches fue una gran cagada, aprende a esconderlas mejor. No te desilusiones cuando después de andar 25 km. llegues a una fuente que no tiene agua: siempre hay una solución y, muchas veces, son las risas de tus compañeros/as que, sin saberlo, te animan en los momentos más difíciles. De hecho, durante este año aparecerán las personas más importantes de tu vida.

Querido yo a los dieciséis, el color rojo te sienta de maravilla, por primera vez comienzas a pensar que eres un ejemplo para los más pequeños. Las dificultades no parecen tan grandes como piensas: siempre tendrás a Edu Gómez y a Fran, que te cogerán de la mano cuando lo necesites mientras subes a Cola de Caballo. Aunque te parezca extraño, las tiendas no se rajan tanto como parece, no dejes que los gritos alarmistas de Marcos bajo la lluvia te influyan o te asusten, eres mucho más fuerte que eso. Dormir sentados en las tiendas no es tan incómodo, todo es acostumbrarse a dormir seis personas en un iglú de cuatro. Aprenderás muy rápido que los/as rutas no son siempre los que dan el cante: coged una guitarra y salid a cantar por Pineta cuando calme la lluvia, porque conseguiréis animar a todo el campamento. Nunca olvidarás el día en el que hiciste tu promesa, porque esta marcará un antes y un después en tu vida, un cambio de actitud, un cambio de pensamiento. Verás que puedes hacer pequeñas cosas por el mundo, y que cuando todos se unen, serán un gran cambio.

Querido yo a los diecisiete, por muy mala que parezca una ronda solar, puede salir un gran campamento. Hay momentos difíciles en la etapa como scout, y este año va a ser uno de esos momentos. No te juntes en el raid, porque acabarás limpiando el pabellón azul desde las siete de la mañana del siguiente día. Créeme, que separen la Stanhope no es el fin del mundo, solo es comienzo de algo nuevo, algo grande. Escucha atentamente lo que te voy a decir: los fuegos de campamento son perfectos cuando comienzas a prepararlos desde el primer día, te aseguro que estarás orgullosa de la obra de Peter Pan que representaste con toda tu unidad.

Querido yo a los diecinueve, tras pasar de trece personas en tu generación a quedar solo seis, no te desanimes; ya has comprobado que a lo largo de tu vida cada persona toma un camino diferente, pero eso no significa que vuestros caminos no se vayan a volver a cruzar: los verdaderos amigos siempre vuelven. Cuando te pierdas en la marcha, recuerda que no somos nosotros los que nos perdemos, son las sendas las que no nos encuentran. Por cierto, una salida de clan tú sola no es tan triste como crees, bueno… solo un poco.

Querido yo a los veinte, no te engañes, todavía no ha llegado el momento de abandonar el grupo. Tras comprobar que ser clan piloto no fue buena idea, vuelves con más fuerzas que nunca, cargado de ilusiones y propuestas, para tratar de enseñar todo lo que has aprendido, y por supuesto, seguir aprendiendo juntos a tus compañeros/as y secciones. Te darás cuenta de que ser scouter lleva más trabajo del que pensabas, pero también de que merece la pena; de que por encima de las broncas o enfados, quieres con locura tus niños y niñas, y sabes qué harás cualquier cosa por ellos.

Por eso, disfruta de los años que te quedan, porque no todo es para siempre, y ya han pasado once años desde que te pusiste con orgullo por primera vez la pañoleta.

Sé que tú ya no puedes leer esto, pero estoy seguro de que alguien lo hará: y vale la pena recordar, siempre que esto pueda ayudar a alguien.

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Entrevista de servicio: Patri Pardo

¡Hola a tod@s!

Hoy os traemos la segunda entrevista del ciclo de entradas que dedicaremos a hablar de proyectos de servicio en distintos voluntariados, muchos de los cuales están realizando nuestros rutas.

En el futuro, hablaremos de los servicios de varios rutas más de esta imagen.

En esta ocasión tenemos el placer de presentaros a Patri Pardo, ruta de 3º. Tiene 20 años, está en 2º de Ingeniería Aeroespacial en León, y aún así sigue en el grupo, como buenamente puede. Pese a la distancia, siempre que puede está disponible para una reunión o para echar una mano a su clan Ajax. Además, forma parte del taller de guitarra, donde ayuda con temas administrativos.

Patri entró en el grupo en segundo de pionero, es decir, en 2011, con 15 años, solo que no pasó a ruta el año siguiente, sino que decidió quedarse un año más en pionero con la generación de un año menos. Cuando le pregunté porqué entró, ya de «mayor», me dejó bastante claro el atractivo de las primeras etapas de los scouts:

Entré porque tenía varios amigos que iban y siempre estaban hablando maravillas de los scouts y los campamentos… Incluso a veces jugábamos a juegos a los que jugaban allí y nos lo pasábamos genial y quise probar. Fui un día con una amiga mía a una reunión y me lo pasé muy bien, así que el año siguiente me apunté.

Patri, abajo a la izquierda, con su Unidad en el Campamento de Boniches 2012

No sé si Patri demuestra que el scout nace o se hace; lo que sí nos enseña es que en unos pocos años se ha puesto a trabajar y a vivir con los valores que nos caracterizan. Es una persona muy agradable, espero que disfrutéis de sus palabras, además de una experiencia de voluntariado relacionando la tercera edad y la enfermedad.


  1. ¿En qué consiste tu voluntariado?

Mi voluntariado tiene lugar en el centro de Alzheimer de León. Básicamente yo estoy de apoyo a los enfermeros o trabajadores sociales que están allí. Concretamente estoy ayudando en el centro de día, que es el ámbito de la asociación donde la enfermedad está menos desarrollada y suele haber menos problemas con los enfermos.

El año pasado iba una mañana de 10 a 14 hs. y este año voy una tarde de 18 a 20 hsWhatsApp-Image-20160528. Todos los usuarios con los que yo trato son mayores y la intención es que hagan ejercicios de memoria o que ejerciten la mente simplemente, lo cual no siempre es fácil porque para que trabajen bien necesitan una atención muy individualizada. Es por eso que necesitan voluntarios, porque, si no, hay un trabajador para cada 10 personas o así.

El itinerario de cada día es: al principio se hacen preguntas y se trata un poco de orientarlos un poco y que digan la fecha, la estación del año y preguntas para que hagan memoria; luego se empieza con la actividad de ese día, que cada día de la semana está orientado a potenciar un ámbito específico, y suelen ser actividades como dibujar, relacionar, escribir, identificar emociones…; después se para a merendar y se deja tiempo libre para que cada uno realice una actividad como puzles, jugar a las cartas, leer una revista, jugar al parchís…; y, por último, hacemos un poco de ejercicio, más que nada para mover un poco las articulaciones.

2. ¿Por qué elegiste, de entre todas las opciones de voluntariado, este proyecto?

Pues el año pasado llegué a León sin conocer nada y estaba bastante perdida, pero gracias a la universidad conocí a una chica que es la que se encarga de gestionar el ámbito del voluntariado en León y me comentó las opciones que tenía allí. Elegí este sitio por dos motivos: en primer lugar, porque tiene un horario muy amplio para poder compaginarlo con la universidad; en segundo lugar, porque a mí no se me da especialmente bien trabajar con niños y quería otras realidades, sobre todo por la enfermedad que se trata en el centro y por acercarme más a ese sector de la población.

3. ¿Crees que está más reconocido o es más habitual el voluntariado con niños?

Yo creo que es un tema que a la mayoría de las personas les gusta, el hecho de trabajar con niños y de poder influir en ellos para que puedan crecer con ciertos valores y con ciertos recursos. Entiendo que es un tema muy recurrente en cuanto a elegir un voluntariado estable porque a pesar de ser muy sufrido los resultados se ven y eso reconforta mucho. Yo soy de la idea de que a las personas hay que intentar enseñarles valores y estilos de vida y ayudarlos cuanto antes mejor pero, como he dicho, yo no tengo mano con los niños, no porque me parezca inútil la tarea si no porque sé que soy demasiado directa y tengo muy poca paciencia como para poder transmitir lo que pienso de forma satisfactoria a los niños.

4. ¿Qué te aporta?

Bueno, la verdad es que mi paciencia ha aumentado mucho desde que estoy allí; por supuesto, he aprendido a tratar a personas de la tercera edad mucho mejor de lo que lo hacía antes, me he dado cuenta de cuál es la mejor forma de plantearles las cosas o de convencerles de algo. También me ha hecho darme cuenta de que hay mucho más amor del que creemos en las personas, esto es así porque allí la gente es mucho más impulsiva, y aunque hay personas que pueden llegar a ser agresivas, es porque tienen miedo, y en cuanto te conocen y empiezan a confiar en ti cambian totalmente: allí, todo el mundo piensa en su familia y a mí, que solo voy un día a la semana me han regalado un montón de dibujos y me han dado las gracias muchas personas, y eso quieras o no, te remueve algo por dentro.

No obstante, con lo que más me quedo es con la capacidad de tener momentos de felicidad incluso bajo esas circunstancias: cuando hacen algo bien después de haber estado esforzándose, cuando les reconoces sus méritos, mientras te cuentan alguna cosa de sus hijos o de sus nietos, cuando cantamos canciones con ellos… siempre les sale una sonrisa y la verdad es que merece la pena estar allí con ellos para verla, porque a pesar de todo ves que aún tienen ilusión y eso para mí es lo más reconfortante.

5. ¿Cómo te sientes trabajando allí?

A ver, hay momentos que son duros, sobre todo al principio cuando no te conocen porque suelen ser más tercos y más violentos, aunque sea verbalmente hablando; y hay situaciones que te afectan, cuando ves que una persona ha empeorado mucho de una semana a otra, cuando te preguntan por su marido o su mujer y resulta que ya no está… una de las situaciones más duras que recuerdo es cuando una mujer tuvo un ataque muy fuerte y no se acordaba de nada, ni de su nombre ni de quién era, y lo peor es que era consciente de eso y la pobre se puso a temblar y no paraba de decirme que no se acordaba de nada y que todo lo veía negro.

A pesar de esos momentos difíciles, también me he reído un montón mientras ayudaba allí y he tenido experiencias muy bonitas, totalmente desinteresadas. Siempre que salgo de allí tengo una perspectiva distinta de la vida; ahora valoro las cosas de otra manera, me he dado cuenta de que tengo mucha suerte y de que hay mil experiencias que pueden significar mucho si les das el valor y la oportunidad que merecen.

6. ¿Qué quieres decir para despedirte?   

Básicamente, dos cosas:

Una es que siempre hay tiempo para todo, que ahora mismo con los estudios parece que no hay tiempo para nada, pero si te organizas puedes, porque si no vives ahora otra cosa que estudiar y salir con los amigos, y renuncias a actividades que te ayudar a crecer y a abrir un poco tu mente, luego te arrepentirás… Las experiencias que vivas son lo que te va a moldear y lo que va a asentar tu forma de ser, y para mí eso es muy importante.

La otra es que cuando pienses que te da pereza o que no sabes si merece la pena o por qué tienes que hacerlo tú y no otro, pienses que tú tienes la suerte de poder ayudar, que tienes la capacidad, los recursos y los apoyos necesarios para poder vivir cosas que solo te ayudarán. En vez de buscar excusas, hay que buscar razones para hacerlo.

Patri, segunda por la derecha en la imagen, con parte de la Comunidad Ruta de este año.

Entrevista de servicio: Marillanos

El escultismo no es un movimiento lúdico, una guardería o un pasatiempo. No me malinterpretéis: jugamos como el que más, nos divertimos muchísimo, y vivimos experiencias inolvidables. Pero lo hacemos a la vez que aprendemos unos valores, que podrían resumirse en esta frase de nuestro fundador, Baden Powell: «El scout deja el mundo mejor de como lo encontró». ¿Cómo hacemos esto? Formando a personas útiles para actuar y vivir en esta sociedad.

Buena prueba de ello se encuentra en la etapa ruta, cuando los chavales miran a su alrededor y deciden comprometerse en un voluntariado. Nuestro grupo tiene la suerte de contar con una numerosa comunidad ruta, así que serán ellos quienes nos cuentan, en el formato de una entrevista, qué hacen y por qué. Con esta entrada empieza un ciclo de testimonios y ejemplos de vida, que pueden inspirar al lobato y al viejo lobo.


Comenzamos con Marillanos, ruta de 3º. Nos va a hablar de su experiencia en Debra. Os dejo con ella.

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P: Primero de todo, nos gustaría conocerte: ¿cuántos años tienes?, ¿a qué te dedicas? ¿Cuántos años llevas en los scouts y cuál ha sido tu trayectoria?

R: Me llamo Marillanos García, tengo 19 años y estudio Primero de Fisioterapia en Valencia. Empecé en los scouts como lobata de la manada Khanhiwara cuando tenía ocho años, y he pasado por todas y cada una de las etapas, tropa, pionero y ruta; así, este es mi undécimo año en el grupo, y hasta el momento cada uno ha sido mejor que el anterior.

P: Estupendo. Vamos al tema, ¿cuál es tu proyecto de servicio? ¿En qué consiste? Cuéntanos un poco del sitio donde estás actuando, y qué labor haces tú.

R: Este año he empezado mi servicio aquí en Valencia en la Asociación Debra Piel de Mariposa, una asociación que trabaja con personas afectadas de ‘’Epidermolisis bullosa’’ o más comúnmente conocida como Piel de Mariposa, debido a la fragilidad de la piel de estas personas.

Esta asociación está en parte financiada por las tiendas solidarias que tienen distribuidas por toda España, y aquí se encuentra mi labor. Mi voluntariado consiste en ir una vez a la semana en un turno de mañana o tarde a atender la tienda: coloco la ropa y demás objetos que se encuentran en la tienda, ordeno la ropa y libros en el almacén, limpio la tienda o estoy en la caja atendiendo a los clientes.

Todo lo que se vende en la tienda es de segunda mano, es decir, funcionamos a base de las donaciones de ropa, libros y toda clase de objetos que la gente que conoce la tienda o la asociación nos da de forma voluntaria. Nosotros nos encargamos de revisarlo, acondicionarlo y etiquetarlo para ponerlo a la venta, obviamente con precios muy por debajo de su coste original, pues no nos olvidamos de que son cosas que a pesar de estar en un estado óptimo para su uso, ya han sido utilizadas: un abrigo de una gran marca puede valer en su tienda 80€,  nosotros lo vendemos por 15€.

P: Qué interesante. Pero, ¿cómo se te ocurrió hacer este voluntariado? ¿Por qué has elegido este ámbito, y no otro? ¿Cómo conociste esta asociación? ¿Qué realidad social, qué necesidades presenta? ¿Por qué te llama la atención y te gusta?

R: A todo Ruta le llega un momento en el que tiene que elegir un servicio continuado y este año ya llegó mi momento. Lo hablé con mis responsables y ellos lo vieron estupendo.

Cuando me vine aquí a Valencia no tenía una idea clara de a qué ámbito me gustaría meterme, iba abierta a todas las posibilidades. Creo que esta es la mejor manera de encontrar lo que te gusta, porque si desde el principio te vas cerrando puertas tú sólo y encima le añades las que te cierran por diferentes motivos, te quedas sin nada.

Un día hablando con una chica de mi clase, me dijo que ella también quería meterse a un voluntariado. Ella no es scout ni conoce el movimiento, por eso me llamó mucho la atención que quisiera hacer algo, y sin pensarlo le propuse que buscásemos algo juntas. Nos metimos en la página de hacesfalta.org y allí miramos todas las ofertas de voluntariado que había, hasta que encontramos a Debra Piel de Mariposa y nos pusimos en contacto con ellos.

La tienda a simple vista no representa ninguna realidad, es una tienda sin más; pero yo no lo veo así, yo veo toda la gente por la que estamos trabajando, esa gente afectada por una enfermedad ‘’rara’’ que les hace ir vendados como momias, porque el mínimo roce les puede causar una herida. Pero sin dudarlo, lo que más me llama la atención y me encanta, son el resto de voluntarios de la tienda. Somos alrededor de 50 voluntarios (la tienda funciona gracias a ellos) y cada uno es diferente y aporta algo distinto, pero lo mejor es que te hacen sentir que tu trabajo importa y sobre todo hacen que te sientas muy acogido y querido.

P: Genial. Seguro que algunos de los que nos leen no conocían todo esto, de la manera como nos lo estás contando. Nos gustaría hablar un poco más a nivel personal, ¿te parece? Pues bien, ¿cómo te sentiste al comienzo de este proyecto? ¿Cómo te sientes ahora, qué te hace sentir, qué te mueve por dentro?

R: Al empezar, obviamente me sentía muy perdida, no sabía dónde iba cada cosa, cómo se colocaba la ropa ni cómo se perchaba, ni como había que pasar caja. Pero en cuestión de un mes ya me movía por la tienda como si fuese mi casa porque además de que los voluntarios se esfuerzan por acogerte, las dos coordinadoras de la tienda, Fina y Analu, se encargan de explicarte y enseñarte todos los secretos de la tienda, y ante cualquier problema o duda, no tienes problema en recurrir a ellas.

P: Creo que estarás de acuerdo conmigo en que el servicio que has hecho, pese a exigirte una dedicación y esfuerzo, te gusta. Lo has elegido de entre muchas opciones, y no te supone un suplicio ir. Hay tanto que hacer en este mundo, que por qué no elegir algo en el que dar nuestro 100% nos cueste menos, porque la labor nos apasiona e inspira. De alguna manera, además, esto te aporta algo a ti como persona, de manera “egoísta”. ¿Qué te aporta? ¿Qué recibes de lo que allí das?

R: Es muy típico decirlo pero es verdad, la tienda me aporta más a mí que yo a ella. Es verdad que cuando termino mi turno, estoy agotada y solo pienso en acostarme, pero analizándolo no me doy cuenta de que paso 5 horas allí, porque a mí se pasan voladas.

Siempre que me voy, todos los voluntarios nos despedimos con un abrazo, deseándonos una buena semana y que nos veamos la semana siguiente. Se preocupan por mí, me preguntan cómo me van las clases, los exámenes y me apoyan: somos una gran familia y, a pesar de que no nos conocemos todos, ese es el ambiente que se respira en la tienda.

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P: ¡Qué nivel! Te agradecemos muchísimo que nos hayas contado tantas cosas. ¿Quieres despedirte de alguna forma? ¿Unas últimas palabras para quien nos lee?

R: Para despedirme me encantaría dirigirme a los futuros rutas y a toda aquella gente que esté buscando un voluntariado. Te quiero decir que haces falta en cualquier parte, no te cierres puertas que desde el inicio están abiertas. Obviamente tienes que ser objetivo, si algo sabes que no te gusta y lo vas a hacer sin ganas, no lo hagas porque no beneficias a nadie, pero si sólo vas centrado en un ámbito y no lo encuentras o no puedes por la razón que sea, lo más probable es que te desanimes. En cambio, si vas con una visión amplia, dispuesto a muchas opciones, aparte de encontrar algo que te guste mucho, estarás conociendo mil cosas más que el que solo busca una opción.


Con un mensaje tan personal y potente, nos despedimos. En una semana, con suerte, vendremos con otra experiencia ruta.

¡Buena caza y largas lunas!

Mónica y su viaje a Palestina

«Viajar es un ejercicio con consecuencias fatales para la intolerancia, los prejuicios y la estrechez de mente.» – Mark Twain

A los scouts nos gusta viajar. Y hoy vamos a intentar revivir un viaje increíble, un viaje de los de verdad, de esos que pasan a formar parte de uno, se incrustan en nuestros valores y no nos abandonan jamás. Un pisotón en la cara, un grito desgarrado. Una experiencia dura, pero a la vez hermosa, como subir una montaña. Y lo reviviremos con alguien muy especial.

La persona en cuestión probablemente no necesite presentación. De todas formas, nos vamos a dar el gusto de hacerlo:

Mónica Sirvent, tiene 21 años y es una persona muy, muy activa. Estudia arquitectura en Valencia, y ha sido scout en el grupo desde los 9 años, actualmente acabando su último año de ruta. Ya desde joven Mónica llamaba la atención en el grupo por su compromiso y su capacidad de entrega a los demás. Aprendió a tocar la guitarra en tropa cuando nadie en el grupo sabía, transmitió importantes valores y motivación a sus compañeros en pionero, y ha colaborado e impulsado muchos proyectos en su etapa ruta.

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A los 16 años, Mónica empezó de voluntaria en el programa de infancia de Cáritas. Allí estuvo un par de años hasta que se tuvo que ir a estudiar a Valencia,  donde ha tenido la oportunidad de participar en otro proyecto de servicio, Mambré, el programa de personas sin hogar de Cáritas, en el que está desde entonces.

El verano pasado vivió su primera experiencia de cooperación internacional en un campo de trabajo en Palestina, con Cáritas. El proyecto se lo propuso una antigua scouter del grupo, Llanos Sáez, -«a la que agradezco que me diera esta gran  oportunidad»- nos comenta.

Como no podíamos dejar pasar la oportunidad, decidimos entrevistarle. Sin más dilación, aquí está lo que le preguntamos… Y lo que nos respondió.


 

  1. ¿Nos puedes contar en qué consistía el viaje?

«El campo de trabajo consistía en la inmersión completa en la cultura palestina para conocer desde dentro la ocupación israelí que desde hace años está sufriendo el pueblo palestino.  Es decir, vivíamos con familias palestinas y durante el día realizábamos diferentes actividades con un grupo de jóvenes cristianos  palestinos de Beit Jala.»

 

  1. ¿Conocías algo del país y su situación previamente?

«Estudié algo sobre el conflicto árabe-israelí en bachiller y había escuchado lo poco que se decía en las noticias y que no siempre es objetivo, así que no, realmente no sabía prácticamente nada de la situación.

Antes de irnos a Palestina, tuvimos un encuentro de formación de un fin de semana donde nos explicaron muchas de las cosas que luego pudimos ver una vez allí.»

 

  1. ¿Qué expectativas tenías? ¿Qué esperabas encontrar?

«Sinceramente una de las cosas que esperaba encontrarme, es una situación de pobreza y para mi sorpresa cuando llegas allí te das cuenta de que no es realmente un problema económico, sino de presión por parte de Israel para echar de allí a los palestinos y quedarse con todo el territorio.

Además, es sorprendente que para la situación que están viviendo allí, parece que siempre están riendo, bailando, cantando y dando palmas. No se rinden, a pesar de toda la presión que está haciendo Israel y todas las injusticias, no se van de sus casas porque es su tierra y su hogar.»

 

  1. Para los que no conozcan el conflicto árabe-israelí, ¿podrías explicárnoslo?

«El conflicto árabe-israelí es un conflicto bastante complicado y que todavía a mí se me escapan muchas cosas que no entiendo. No soy una experta en el tema, ni historiadora, ni he estudiado ciencias políticas, pero intentaré resumirlo para que lo entendáis un poco.

La historia empieza muchos siglos atrás. Palestina prácticamente desde siempre ha estado ocupada por unos u otros; por el Imperio Otomano, Gran Bretaña y ahora Israel.

A finales del siglo XIX aparece un movimiento político que es el Sionismo. No es un movimiento religioso, utilizan la religión como medio y argumento para conseguir su objetivo, es decir, crear un Estado judío. Y entre varios de los territorios que podían utilizar para crear el Estado, eligen la tierra de Palestina por todo el contenido religioso, la tierra prometida para los judíos.

Así empezaron a llegar familias judías a Palestina. En ese momento, era Gran Bretaña la que tenía el mandato sobre la región de Palestina, que trató de hacer pactos con unos y con otros para repartirse el territorio palestino.

También se trató de hacer diferentes propuestas de partición entre judíos y palestinos, entre  ellas, la ONU emite una en 1947 en la que dividía Palestina en territorios palestinos e israelíes, con una zona neutra en la que se incluía Jerusalén, bajo administración internacional. Este reparto era claramente favorable para Israel, en el que se le da el 52% del territorio. En  1948 la ONU autoriza la constitución del Estado de Israel y Gran Bretaña deja el mandato sobre el territorio.

Los palestinos se oponen a esto y se dió lugar a un enfrentamiento en el que acabaron ganando los sionistas gracias a su fuerza militar. Fue en este año cuando se produce la Nakba (catástrofe, desastre), lo que es conocido también como el éxodo palestino, muchas familias tuvieron que huir de sus casas, convirtiéndose en refugiados; unos 700.000 refugiados y más de 400 aldeas destruidas.

Actualmente lo que es el territorio palestino se ha quedado en un terreno muy pequeño, una especie de archipiélago en Cisjordania y la franja de Gaza.

Y eso es lo que trata de hacer Israel; hace presión sobre los palestinos con medidas de restricción de la libertad de los palestinos para echarlos de allí y poder quedarse con todo el territorio.

Muchas de esas medidas de presión son las que nosotros vimos allí. Por ejemplo la construcción del muro, una barrera de separación que está construyendo el gobierno de Israel, cuyo argumento es que no pasen los terroristas palestinos a zona israelí, pero aprovechan la situación para ir cogiendo territorio palestino y quedárselo. Está programado construir unos 700km aproximadamente de longitud, llegando a alcanzar hasta 9 metros de altura en algunas partes.

Otras medidas son los checkpoints, una especie de puestos controlados por militares israelíes,  por los que tienes que pasar si quieres cruzar al otro lado del muro. Para poder cruzarlo necesitan un permiso aunque algunas veces no les dejan pasar aunque lo tengan.

Apropiación de territorios. El ejército israelí llega a una casa palestina y puede expulsarlas de allí para darle su casa a otra familia judía.

Control sobre los acuíferos y del agua  aunque estén en territorio palestino, asentamientos, detenciones, distinción de carreteras israelíes y palestinas, roadbloacks (son bloques que se utilizan para cortar carreteras y que no se pueda pasar por ellas)… son otras de las muchas formas que tiene Israel de presionar a Palestina.»

 

  1. ¿Podrías resumir las cosas que hicistéis una vez allí? Cuéntanos tu viaje.

«Estuvimos en Palestina 12 días. Los 8 jóvenes españoles entre 18 y 30 años que participábamos en el campo, estábamos viviendo con familias de Beit Jala. Yo estaba con Iván, otro chico español,  y vivíamos con la familia de dos jóvenes de la parroquia con la que realizábamos actividades, Jennifer y Khader.

Los días eran muy intensos, un no parar. Hacíamos tantas actividades diferentes en un mismo día, que había días que era muy difícil asimilarlo todo. Las actividades eran de todo tipo, encuentros con asociaciones, políticos, sacerdotes… hacíamos servicios como limpiar la parte católica de la Nativity, recoger basura en Cremisán… También visitamos algunas ciudades como Hebrón, Jerusalén, Ramallah, Taybeh y Jericó. Estuvimos en un concierto de cultura palestina donde cantaban y bailaban música palestina (una auténtica pasada para quien disfruta la música), jugamos un partido de fútbol con la selección femenina de fútbol palestina, visitamos un campo de refugiados, hicimos alguna marcha (una de ellas fue para subir a un monasterio en Jericó; hacía mucho calor pero era un sitio mágico)… Escuchamos testimonios de familias palestinas, historias que te ponían la piel de gallina.

Una de mis actividades favoritas por todo lo que significaba y que yo más disfruté con diferencia fue pintar un mensaje en el muro, como símbolo de protesta contra la ocupación.

Como veis, las actividades eran muy variadas. Teníamos un programa muy completo y todo con un fin, conocer la situación allí.

Me sorprendió  la cantidad de scouts que hay en Palestina. De hecho varios de los que estaban en nuestro grupo eran de un grupo scout católico y tuve la  gran suerte de que dos de ellos me llevaron a ver el campamento de otro grupo scout ortodoxo. Me emocionó mucho que tuvieran ese detalle conmigo por ser scout, y poder conocer como funcionan allí.

Otra cosa que me encantó fue la comida: realmente tampoco se aleja tanto de lo que comemos nosotros, pero especialmente los dulces (y eso que yo no soy muy golosa) se han convertido en una perdición.

Una de las mejores cosas que tiene el campo es compartir todas estas actividades con los palestinos. De esta manera, no vives el conflicto y la ocupación desde fuera, sino que acabas encariñándote tanto de la gente y queriendo a esas personas, que acaban por convertirse en tus hermanos. Al final vives con ellos el conflicto: si ellos sufren, nosotros sufrimos; es decir, ahora que hemos vuelto a nuestras vidas, no es algo que ya haya quedado atrás y se nos olvide, sino que vivimos en contacto con ellos y con Palestina.

En definitiva, no ha sido un viaje de turismo cualquiera. Allí he conocido realmente el país, las personas, la cultura, las cosas buenas y las cosas malas, todo. Me ha servido para romper con prejuicios e ideas preconcebidas, para abrirme e incluso para conocerme  también a mí misma un poco más.»

 

  1. ¿Algún momento o momentos que tuvieran un significado para ti?

«Hubo varios momentos, pero quizás me quedo con tres de ellos.

Uno de los primeros fue en la primera misa en el valle de Cremisán, no sé si por lo que dijo cura, por el momento o por el lugar, que cuando estás allí te das cuenta de lo especial que es y el encanto que tiene; además, haber podido dejar nuestro granito de arena recogiendo basura en una parte del valle, para mí fue muy especial.

Otro de los momentos más importantes para mí, y probablemente uno en los que más sufrí, fue a la vuelta de Hebrón: había sido un día duro, y en el momento en el que nos juntamos todo el grupo, españoles y palestinos, para poner en común lo vivido ese día; al escuchar a una de las chicas palestinas, se me partió el corazón.

Y el tercer momento, en Jericó, la ciudad de la que me quedé enamorada por el desierto, fue por la tarde: solo un grupo subimos al Monte de las Tentaciones y vimos allí el atardecer. Hacía mucho tiempo que no sentía tanta paz como en aquel sitio. Y lo que daría por volver.»

 

  1. ¿En qué fue diferente esta experiencia a tus expectativas?

«Allí me llevé muchas sorpresas. Me encontré cosas que no me esperaba, cosas buenas y cosas malas; incluso había veces que aunque supiese que había situaciones de injusticia que se daban porque lo había leído, visto en las noticias o porque me lo habían contado, una vez allí, cuando lo veía con mis propios ojos o cuando lo sentía, es como si me llevase el golpe igual. No es lo mismo verlo desde la tele, que parece que todo está muy lejos de nuestra realidad, que luego vivirlo de verdad; me di cuenta de que no nos quedaba tan lejos y que no somos tan distintos.

Algo que también me ha sorprendido, ya no tanto del conflicto, sino del campo de trabajo, es que yo buscaba un tipo de voluntariado internacional y la oportunidad que se me presentó fue otra distinta. Cuando pensaba en irme, buscaba algo en lo que yo pudiese participar más activamente. Allí tuvimos muchas actividades como las que os he contado: limpiar, recoger basura, pintar el muro… Pero también muchas otras mucho más pasivas, de escuchar y preguntar. Y estando allí muchas veces pensaba que yo no estaba hecha para eso, que yo necesitaba ayudar de otra manera y no me sentía muy útil; al contrario, me sentía culpable por no poder hacer más.

Y ha sido al volver a España cuando me he dado cuenta de la importancia de todo lo que he vivido. He aprendido la importancia de escuchar los testimonios de todas esas personas (asociaciones, religiosos, políticos, etc.), para luego yo poder llevar sus historias al resto del mundo y dar a conocer las injusticias que se están dando. Ahora es cuando yo puedo ser útil y hacer un servicio.»

 

  1. Y nosotros, los scouts, ¿qué podemos hacer?

«Como personas, creo que en nuestro día a día lo más importante es no dejarse convencer fácilmente por todo lo que te dicen en las noticias: leer, aprender y contrastar información, tratar de conocer la verdad.

Y después dar a conocer esa verdad, darle difusión, que las personas de nuestro alrededor conozcan las injusticias que están pasando, no solo en Palestina, sino en cualquier parte del mundo e incluso en nuestro entorno, y no quedarnos impasivos frente a esas injusticias.

Como scouts, quizás lo que mejor he aprendido después de 6 años en la etapa ruta es la importancia del lema, “Servir”. Y eso es lo que tenemos que hacer los scouts, servir, no solo dentro del grupo, fuera también. Y en este caso, la sensibilización también es un servicio porque las personas que están sufriendo la ocupación en Palestina merecen que el mundo conozca su situación y su realidad. Es una manera de hacer un servicio y ayudarles para dar un pasito muy pequeño hacia su libertad y la paz.»

 

  1. ¿Algo más que añadir?

«Desde que he vuelto, muchas personas me han preguntado que si ahora que había estado allí soy pro Palestina. No quiero pensar que todos los israelíes quieren esta situación y están a favor de la ocupación, no podemos generalizar y meter a todos en el mismo saco. No quiero que, al contar mi experiencia y las injusticias que he visto, se juzgue a todos los israelíes. Pero la realidad es que hay un pueblo que está sufriendo la ocupación, y eso sí que puedo denunciarlo: a la larga, el que sufre es el pueblo de a pie. Ahora, muchas de esas personas que sufren la ocupación se han convertido en mis hermanos, y quiero que cambie esa situación. No soy pro Palestina y no odio a Israel. Un sacerdote de Palestina, nos dijo que “hay que odiar la ocupación pero amar a los ocupantes”. Con eso es con lo que me quedo.»


Con palabras de tanto peso, no hace falta añadir más, salvo gracias, Mónica, por compartir esto con todos nosotros.

Buena caza.

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El Foro Ruta, por Cristóbal y Marillanos

Hace ya unas semanas que se realizó el I Foro Ruta de MSC en España. Nosotros pedimos a dos de nuestros rutas de la comunidad Polaris, Marillanos y Cristóbal, en su tercer año, que nos contasen su experiencia. Les hicimos cinco sencillas preguntas, que veréis respondidas por ambos. ¡Aquí va!

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«1.  Contadnos un poco en qué consiste el I Foro Ruta y las razones por las que asististeis.

Marillanos: El foro ruta que se celebró en Murcia el pasado Octubre, consistió en una reunión de las Agrupaciones de España, Madrid, Salamanca y Albacete, al cual estaban invitados rutas de todas las comunidades en las que no hay Agrupación todavía. El objetivo era evaluar el año desde la última vez que se celebró esta Asamblea donde se constituyó el primer consejo nacional ruta y presentar a los invitados la nueva metodología de la agrupación, aparte de conocer al resto de hermanos rutas jugando y disfrutando de la experiencia.

Cristóbal: Yo el año pasado ya asistí a un encuentro nacional en Salamanca y me encantó por lo que no dudé dos veces en apuntarme este año.

2. ¿Qué utilidades le habéis encontrado? ¿Qué os ha aportado personalmente?

Cristóbal: Al realizar tantas actividades, ha sido un encuentro que nos ha aportado mucho a todos. Hemos descubierto actividades muy interesantes del MSC que desconocemos en nuestro grupo. También es importante destacar la utilidad de conocer cómo se trabaja el escultismo en otros lugares, descubrir que hay otras formas distintas de ser scout.

Marillanos: Personalmente, el hecho de acudir al foro me ha hecho ver que quiero participar más activamente en la rama ruta y no abandonarla de manera precipitada en cuestión de 1 año. Además de plantearme la idea de participar en más encuentros internacionales y servicios de cooperación, puesto que nos dieron desde MSC dos charlas dedicadas a ello. Pero sobretodo el conocer la opinión y la perspectiva de la agrupación por parte de otros compañeros, su forma de trabajar y sus inquietudes, puede que sea lo más importante que me haya aportado el Foro Ruta.

3. ¿Algún momento memorable o a destacar?

Cristóbal: Hubo varios momentos a destacar ya que debido al elevado ritmo de actividades estuvimos todo el fin de semana sin parar prácticamente. Sin embargo, el momento en el que se presentaron las candidaturas y se eligió al nuevo Consejo, del cual he sido elegido secretario, fue muy emocionante. Aun así no debemos olvidarnos de las charlas nocturnas disfrutando de tanta gente distinta, los ratos de guitarra o los paseos conociendo Murcia.

Marillanos: El momento más especial, creo que fue una conversación que tuve con la Ex-presidenta del consejo, Eva María Díez, volviendo de la catedral, en la que me explicó en qué consistía su cargo, y después estuve hablando con Daniel Gómez Martín, un ruta de la agrupación de Madrid, donde estuvimos compartiendo las dos maneras diferentes de trabajar de nuestras agrupaciones y en la cantidad de cosas que coincidíamos.

4. ¿Entendéis ahora el roverismo de alguna forma diferente?

Cristóbal: Por supuesto que sí. Conocer nueva gente que trabaja de forma distinta aporta una visión mucho más amplia y positiva desde mi punto de vista. Aún nos queda mucho por mejorar a la Agrupación de Albacete y viendo el ejemplo de otras ciudades se ha visto claramente que puede funcionar. Por fin el roverismo poco a poco se deja de ver como un paso intermedio para ser scouter y empieza a ser otra etapa más imprescindible en el escultismo. El ruta es la culminación de un largo proceso y hay muchos caminos distintos por los que comenzar a cambiar el mundo.

Marillanos: Supongo que hay diferentes formas de ver el roverismo, mi idea del servicio no ha cambiado, pero sí que confío mucho más en la cooperación entre las Agrupaciones para que estén comunicadas, lo cual no significa que tengan que trabajar todas igual, y así que la idea de la Agrupación llegue a más comunidades.

5. ¿Cómo veis el Movimiento Ruta cara al futuro?

Marillanos: De cara al futuro el movimiento ruta lo veo mucho más unificado, que aunque diferentes, las Agrupaciones estén en contacto. También espero que en el futuro, los servicios realizados por parte de todas las Agrupaciones estén a disposición de todos los rutas por si están interesados en realizar algo similar en su ciudad o llegar a unirse a ese proyecto.

Cristóbal: Gracias al esfuerzo y dedicación de muchas personas, los rutas están cogiendo cada vez más voz en el escultismo con la llegada de las agrupaciones. El antiguo Consejo trabajó duramente para emprender un difícil camino en el que la rama ruta es clave para terminar el proceso educativo que empezamos desde lobatos y el Consejo electo en el I Foro Ruta tenemos claras intenciones de seguir el mismo camino y con nuestro tiempo y esfuerzo hacer todo lo posible para ayudar a coordinar las actuales agrupaciones y para echar una mano a las futuras incorporaciones.

6. Unas palabras finales

Cristóbal: Después de haber vivido tan grata experiencia, animo totalmente a todas las personas interesadas en participar en actividades nacionales ya que tiene un valor incalculable todo lo que te llevas de estos viajes. En Diciembre hay otro encuentro ruta nacional en la Luz de la Paz de Belén en el que espero reencontrarme con muchas personas y obviamente ver caras nuevas y vivir momentos tan fantásticos como los vividos.

Estoy muy contento con el horizonte al que se dirige el escultismo y espero que con la ayuda de todos, rutas, scouters, grupos y agrupaciones, consigamos emprender un cambio muy necesario y esperado. 

Marillanos: Por último sólo podría decirle a los rutas que mucho ánimo para trabajar en sus respectivos servicios y que emprendan con entusiasmo el proyecto de la Agrupación, porque no es sólo para los que la formamos ahora mismo, sino para aquellos que vendrán y que tendrán el placer de vivir esta gran experiencia.

Y para acabar, como dijo Lao-Tse,

“Un viaje de miles de kilómetros debe comenzar por un solo paso”.

¡Buena caza y largas lunas!»