En este grupo no paramos de asombrarnos con el talento de los niños. Y es que los niños son, desde luego, sorprendentes. Experimentan, crean, cuestionan, prueban mil veces. Sienten cada momento. Son espontáneos, son auténticos. No temen sentirse juzgados por ser ellos mismos.
Por esto y por mucho más, si miras bien, puedes encontrar dentro de ellos músicos, actores, educadores, médicos, políticos, atletas … y por cierto, escritores también.
Para conseguir su pista de Narrador como parte de la Huella (desafío personal que trabajan los lobatos), una de nuestras antiguas lobatas, que muchos conoceréis, quiso contarnos lo que para ella es ser scout. Y lo hizo así de bien:
Un buen scout.
Un scout es alguien lleno de confianza en sí mismo, hace por lo menos una buena acción a alguien cada día, aceptando libremente como norma de su vida la promesa y la ley scout. Ser scout significa comprometerse a enseñar y a ser buenas personas. Los scouts no somos perfectos, por tanto, todos los defectos que tenemos los intentamos cambiar. Un buen scout siempre ayuda a los demás aunque le cueste y siempre esá alegre. Los scouters son los que ayudan a que los scouts crezcan y se conviertan en buenas personas. También están siempre al lado de los scouts para protegerlos y ayudarles en todo lo que necesiten. La Promesa scout es un compromiso personal que se asume libre y voluntariamente al comenzar a participar del movimiento scout. Se trata de un compromiso que prometes cumplir. La Flor de Lys se ha escogido como insignia de los scouts porque señala la dirección hacia lo alto, marca el camino que hay que seguir para cumplir con el deber y ser útil. Las tres hojas (o pétalos) recuerdan las «Tres partes de la Promesa Scout» al igual que los «Tres Dedos de la Seña Scout».
Nunca tengáis miedo de ser vosotros. Nuestros lobatos no lo tienen.
Buena caza.
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