Convención 2006

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Discurso de «Judas» en la Convención.

“Cuando se me ofreció la oportunidad de redactar unas breves líneas para el encuentro que hoy nos ocupa he de reconocer, que amén del enorme orgullo, he de admitirlo y pido perdón por ello, que recorrió mis venas y el inmenso agradecimiento por haber pensado en mí para hacerlo, también me supuso una cierta responsabilidad, de esa responsabilidad que aprendí a tener y a ejercer, entre las ajadas piedras de los locales de Escolapios y que maduré en acampadas y campamentos durante tanto tiempo.

Responsabilidad por otra parte que seguramente podía haber recaído en cualquiera de los que estamos hoy aquí y seguro y ahora no peco de falsa modestia, que lo habrían hecho mucho mejor que yo.

El siguiente paso era ¿qué voy a decir? Pues cuando uno ama, como es nuestro caso, a una institución como nuestro Grupo Scout Calasanz, a veces las palabras pueden parecer pequeñas o vanas para expresar todo lo que uno quiere decir.

En cualquier caso me dije, puedo hablar de escultismo y metodología, pero entre los presentes estoy seguroque hay muchas voces más doctas que la mía, puedo hablar de paisajes, de naturaleza compartida y admirada pero a ciencia cierta que no alcanzaré a igualar los conocimientos de muchos de los que estáis hoy aquí, puedo hablar de historia del Grupo, pero algunos habéis tenido el privilegio de ser parte de ella desde el principio, puedo hablar de fe, de Dios, de experiencia, pero Doctores tiene la Iglesia, nunca mejor dicho.

Así que opté por convencerme a mi mismo que lo mejor era hablar de sentimientos, porque estos aunque individuales, entre nosotros suenan a comunes, compartidos, vividos y se entrelazan los unos con los otros.

A veces cuando uno habla de sentimientos acaba hablando de personas, porque lo que uno siente está íntimamente ligado a los que acompañan su devenir por el mundo, así podría citar a los que fueron un día mis scouters y creo que no me dejaría ninguno, podría citar también a aquellos que compartieron tropa, unidad, clan conmigo y seguro que me dejaría a algunos en el tintero, podría repasar los nombres de aquellos a los que intenté educar, si es que se le puede llamar así, y lo más probable es que olvidara a buena parte de ellos, ni siquiera conviene citar a los que fueron compañeros de viaje en los equipos de Scouters a los que pertenecí ni a los que hicieron fácil mi labor desde los diversos comités pues seguro que cometería algún imperdonable olvido.

Por no citar no citaré ni al Cura, por si olvido a otros ministros de la iglesia que hubiesen celebrado en alguna ocasión la fe en los aledaños del grupo y eso a pesar de que en muchas ocasiones pensé que Cura como madre no había más que uno, sin quererlo, Javier, ya te estoy citando.

Siento que tal vez me estoy yendo por las ramas, cuando no era éste mi propósito, pues como decía antes, quería hablar de sentimientos, de sentimientos compartidos, de ese cierto miedo de la primera noche fuera de casa, en una tienda de campaña, de ese aprender a ver en el otro algo más que un amigo… Dicen que el ser Scout, en cierto modo te señala, te marca y es cierto, se nota sobre todo, cuando alguna gente ajena al movimiento contempla, el vínculo que sigue uniendo amistades nacidas al abrigo de los fuegos de campamento, valores a veces ajenos a la sociedad que nos ocupa, se perpetúan indeleblemente en nosotros muchos años después de haber abandonado la pañoleta y el pantalón corto, ese sentido de lo mío es tuyo y lo tuyo es mío que a veces conservamos entre los amigos que forjamos en el grupo, el abrazo sincero, el beso en ocasiones, independiente de las ideologías y las creencias nace y permanece en la esencia de una tropa, de una manada, de una unidad, aunque solo queden de ella los recuerdos.

Los recuerdos, por su parte nos acompañan siempre enfundados en ese traje de alegre nostalgia, de risueña melancolía, si es que es posible la nostalgia alegre y la melancolía risueña.

Al fin y al cabo, en el Grupo, que como otra curiosidad siempre será EL GRUPO, o LOS SCOUTS, en ese plural mayestático, que hace parecer que no hay más scouts que nosotros o más grupo que el nuestro, cosa que no debe ser bien vista por el Movimiento Scout Internacional, pues como decía en El Grupo, crecimos y nos forjamos como seres humanos y no únicamente por lo que aprendimos o dejamos de aprender, ni por las aventuras, cazas, empresas que llevamos a buen o mal puerto, ni por las insignias que obtuvimos, ni por las que se nos negaron, ni siquiera por las responsabilidades que un día tuvimos, ni por los errores que cometimos tantas veces, no sólo por todo eso ó tal vez debiera decir que además de eso, en el Grupo, en los Scouts, en un local de Escolapios o en uno de Villacerrada, en una acampada en Peñascosa, en una convivencia en la Casita, en un Campamento en Pirineos… y aunque pueda parecer cursi, ahora visto desde la perspectiva del tiempo, nos enamoramos por primera vez y posiblemente también recibimos los primeros desengaños. Algunos bien es cierto se enamoraban cada semana y otros también es verdad creo que lo hicieron para toda la vida.

Porque en el Grupo, alcanzamos la fe y la comunión para perderla y recuperarla varias veces, porque abrimos horizontes para convertir la amistad en amor fraterno o cuasifraterno, porque nos reímos a carcajada limpia y en ocasiones lloramos sin consuelo, porque cantamos hasta el amanecer o caímos rendidos de sueño al mismo dar las buenas noches.

Porque palabras como saco, tienda, mochila, cantimplora adquirieron una dimensión poética entre nosotros y otras ya utilizadas antaño por poetas como guitarra, noche, música etc. alcanzaron una connotación espiritual y casi mística.

En el Grupo aprendimos a conjugar verbos como compartir, ayudar, trabajar en equipo, colaborar etc y a manejar el tiempo de la solidaridad, del compañerismo, del ponerse en la piel del otro… y puede ser que a veces, también aflorasen esos otros sentimientos tan humanos, como la ira, el enfado, la rabia, la envidia o el rencor, pero lo importante es que fuimos felices y fuimos felices por todas esas cosas, porque lo que hicimos en el grupo en resumidas cuentas es vivir y la vida lleva consigo todos esos sentimientos. Porque fuimos capaces de dejar otras cosas por nuestras obligaciones, más bien diría devociones scouts, y hoy en cierto modo también lo hacemos y permitirme aquí un guiño a mí mismo en un día en que hay un Barça-Madrid.

Porque y aunque en la vida hay muchas cosas, una parte importante de la nuestra, fue y es el Grupo Scout Calasanz.

No quiero concluir sin como dice la canción detenerme a llorar por los ausentes, a mi memoria vienen los nombres que están en la mente de todos y permitirme que eleve simbólicamente mi pañoleta al cielo que nos tienen prometido en un brindis, sabedor de que hoy también están aquí con nosotros y les dedique haciéndolo extensivo a todos los que estamos aquí y los que no un –plagiando a Miguel Hernández:

A las aladas almas de las rosas

De un local de una tropa te requiero

Que tenemos que hablar de muchas cosas

Compañeros del alma compañeros.”

Juan Antonio Andújar Buendía «JUDAS»,

Para la Convención 06 del GS Calasanz