Los orígenes
“Un domingo a las 12 de la mañana, nos reunimos un grupo de muchachos. Si hay que ser sinceros, no sabíamos para qué… En el patio del colegio, el Padre Álvarez y el hermano (ahora cura) Zanón nos esperaban… y comenzamos a jugar, a cantar y a reír… La semana siguiente aumentó el número. Teníamos entre 8 y 11 años; no sabíamos lo que éramos pero nos gustaba. Así surgió el Escultismo en Albacete. Era a finales de noviembre de 1963”. (“Anales del Escultismo en Albacete”. Revista Jamboree, 1971. Grupo Scout Calasanz)
De esta manera Paloma Veloz (nombre de totemnización) iniciaba su artículo, que tras imprimir a multicopista, el Grupo Calasanz distribuyó entre sus miembros en diciembre de 1971. Mucho ha borrado el tiempo de nuestra memoria histórica, y por eso queremos con estas palabras, desempolvar nuestros recuerdos y bibliotecas.
Antes de la Guerra Civil ya existían “Exploradores” en Albacete, y algunos abuelos de miembros actuales de nuestro grupo fueron lobatos en aquellos tiempos. El escultismo fue prohibido en 1940 por el gobierno de Franco, y prácticamente desaparecieron sus actividades en Albacete hasta 1963.
Hemos podido averiguar que el Padre Álvarez, en noviembre de 1963, comenzó la etapa actual del Grupo Calasanz con lobatos, en el internado de las Escuelas Pías. Del 1 al 8 de julio de 1964 se hizo el primer campamento para lobatos en Vista Hermosa -cuando ya se había unido el Padre Cerveró-, y al año siguiente fueron a Mesones.
En 1966 se inició la tropa scout, y el campamento de Peñascosa contó con la colaboración de tres scouts de Valencia. Un año después había ya dos manadas y en 1969 se formó la primera tropa esculta.
Según nos contó Paco Gª Tórtola, el uniforme entonces era de tipo militar, con pantalón corto de pana marrón, camisa caqui, calcetas grises, y pañoleta azul con tiras verdes y rojas -que se cambiaba por una amarilla y negra al realizar la promesa-.
Extraoficialmente el grupo Calasanz se alineaba con la línea de Scouts de España, si bien alternó con el Movimiento Scout Católico. La influencia escolapia generaba en el Grupo un ambiente muy religioso, en el que las construcciones, nudos, morse y campismo, junto al “sistema de progresión” (1ª, 2ª y 3ª clase, esta última era condición para realizar la promesa), las “especialidades” (cocinero, trovador…), las reuniones, la vida en patrulla y el campamento -con su “día del indio”- fascinaban a los scouts de entonces y a sus papás, a pesar de que algunos no tenían ni mochilas y apenas existían sacos de dormir. El “Libro de la selva”, el “Escultismo para muchachos” y el tradicional “P.O.R.” (Principios, Organización y Reglas) estaban muy presentes en la vida del Grupo, donde el SERVICIO A LOS DEMÁS era el motor de cualquier actividad.
En la Navidad del 71, la “empresa esculta” llevó a la tropa esculta a pasar 3 días en Motilleja, ayudando a subir sacos de paja, amenizando con marionetas a los niños, montando una velada y contactando con los jóvenes del lugar. Como escribía nuestro premio Nobel C.J. Cela en la revista Mundo, «… En mis buenos tiempos, los “boy-scouts” eran un permanente ejemplo de conductas rectas y como Dios manda».
A principios de los años 70, el principal responsable era Salvador Zapater, entonces escolapio, con la colaboración del Padre Bernardo, rector del colegio.
Por aquella época, los locales se encontraban en lo que ahora es el polideportivo del colegio de Escolapios, lo cual era una lavandería. Tan solo había una manada (Khanhiwara), una tropa (Mafeking) y una unidad (Stanhope).
La gran expansión
Poco después de su llegada a Albacete en 1974, el Padre Javier Olaso entró a formar parte del Grupo y propició un gran cambio, convirtiéndose en su principal valedor -que dura hasta hoy-.
A partir de este momento se fue uniendo a este proyecto educativo mucha gente. Casi todos jóvenes del Colegio de Escolapios y muchos padres y madres de estos chavales.
El campamento de Peñascosa pasó a la historia como “Cabra 75” ya que fue encontrado un cráneo de dicha especie y que estuvo colgado durante años en el desaparecido local de la Mafeking.
Los campamentos en Pirineos se iniciaron en 1977, concretamente en Artiga de Lin -Valle de Arán-, y después continuaron en Aigua Moix -Lérida- donde ¡sólo hubo un día de sol!
Días después de las primeras elecciones democráticas, tras la propuesta de la tropa esculta Brownsea, nuestro Grupo Scout Calasanz, junto con la Hermandad de Donantes de Sangre, salió a limpiar gratuitamente la propaganda electoral de nuestras calles. El impacto social fue tan importante que, fechas más tarde, recibimos el título de “Hijo adoptivo de la Ciudad” otorgado por nuestro Ayuntamiento.
Esta época, finales de los 70, fue un momento de gran expansión. De un grupo minoritario, llegó a tener censados en 1981 a casi 500 personas, cuatro manadas (Baden Powell, Seeonee, Khanhiwara y Mowgli), tres tropas (Mafeking, Impeesa y Gilwell), cuatro unidades (Brownsea, Stanhope, Kimberley e Indaya), y una comunidad ruta (Albasit).
El comité de padres también comenzó a crecer, incorporándose mucha gente que colaboraba en las tareas de organización del Grupo y en el trabajo directo con los chavales.
Esta época fue el auge del grupo, se hizo una “Expo Scout” en el último piso de una de las alas del colegio. Allí se situaron varios locales, entre ellos la cabaña de los castores, así como un estudio de fotografía y un terrario para reptiles. Se fue copando gran parte del colegio, y se realizaban actividades todos los días y durante gran parte de la jornada. El colegio era un gran apoyo y de esa relación surgieron muchos grupos cristianos. Todo el mundo disfrutaba viendo crecer esto.
Era mucha la presión de las hermanas de scouts que se quedaban en casa los sábados por la tarde y en 1975 se acordó la incorporación de las chicas al Grupo, aunque formándose manadas y tropas exclusivamente femeninas basadas en el guidismo y que sirvieron de inspiración para la fundación de nuevos grupos scouts femeninos en Albacete. A finales de los años 70 con la llegada de la democracia, y la corriente pedagógica de la coeducación, se optó por una educación mixta de chicos y chicas, con lo que se unieron al Grupo niñas de los colegios de La Enseñanza y de Las Dominicas, mientras que muchos chavales, junto con otros tantos monitores del Grupo se fueron a los grupos recientemente formado en dichos colegios (Lestonnac 330 y Padre Coll 329), colaborando también en el de San Vicente Paul o en el de Hellín.
Además mucha gente se iba a otros colegios y parroquias para fundar grupos scouts o para colaborar en los existentes, como en el caso de San Vicente de Paúl o en el de Hellín.
En 1981, al campamento llamado “Coche-Escoba” asistieron más de 600 personas con más de 11 autobuses. La Guardia Civil escoltó a la caravana de autobuses durante muchos kilómetros en Huesca, probablemente influenciados por la presencia en nuestro comité de Pepe Herreros, por entonces senador en Madrid.
La transición al Movimiento Scout Católico (MSC)
En 1984 llegó a haber en Albacete hasta doce grupos scouts, y con alrededor de 3000 chavales Albacete tenía la mayor densidad de población de scouts de toda España.
A lo largo de todos estos años se habilitaron los locales situados en los sótanos del colegio, donde se establecieron las tres tropas, los pioneros y los rutas. También se creó la colonia de castores Sharing-84.
Al año siguiente, en 1985, por diferencias educativas y organizativas con ASDE, decidimos formar parte de MSC y en 1986 se constituyó la Delegación Diocesana de Escultismo de Albacete (DDEA), junto con el Grupo Scout el Pilar (que ayudamos a formar durante ese año, puesto que se exigía un mínimo de 3 grupos constituyentes) y el Grupo Scout Fátima (antiguo P.Mounier y actual Gilwell) que ya pertenecía al MSC.
Como DDEA se creó una de las primeras «escuelas de formación» de nuestra región y en 1986 entramos a formar parte como miembro constitutivo del recién creado Consejo de la Juventud de Castilla La-Mancha.
En esta época el grupo se tuvo que dividir en dos debido al gran número de miembros y a la dificultad de su gestión, de esta separación salieron dos jefes; por un lado Candel y por el otro Antonio Gutiérrez.
Todos estos cambios, modernizaron el Grupo y motivaron cambios educativos. Se cambió el sistema de progresión, el uniforme adquirió mayor colorido, abandonamos el conocido sombrero canadiense y las secciones adquirieron nuevos nombres. Pero si bien cambiamos de himno y la flor de lis lucía otro aspecto, el espíritu scout seguía siendo el mismo: «SIEMPRE LISTOS PARA SERVIR».
El grupo era muy activo ya que de lunes a domingo había algo que hacer, bien actividades, asambleas, reuniones, planificaciones… Por esto mismo, los grupos de amigos, relaciones e incluso vocaciones, salían del Grupo todos los años y en todas las generaciones.
En 1988 se comenzó a construir la actual Ciudad-Hogar Calasanz, sita en Casas de Juan Núñez y más conocida como “La Casita”. Al principio iba a ser solo un pequeño lugar donde el grupo scout y las comunidades cristianas pudieran hacer sus convivencias pero poco a poco la idea fue creciendo y acabó en lo que todos ya conocemos. Los chavales plantaron arboles, llevaron carretillas y fueron directos protagonistas de su construcción.
Durante esos años se hicieron tradicionales las Pascuas Juveniles, los campamentos al inicio del verano en Peñascosa y Guardamar (para niños que no eran scout pero que querían probar si les gustaba eso de irse de acampada) y los campamentos en el Centro Internacional de Kandersteg –Suiza– y los rutas hicieron por primera vez el Camino de Santiago.
Con la llegada de los 90 la jefatura de grupo tuvo nombres femeninos y la consolidación de la Casita permitió generalizar los cursos de formación para monitores.
Caminando a la actualidad.
Probablemente la época más difícil aconteció en el 1996, cuando tuvimos que abandonar nuestros queridos y trabajados locales de Escolapios. Fue un gran desafío, durante un año estuvimos haciendo nuestras reuniones y actividades en el patio del colegio y en el parque de Abelardo Sánchez. ¡Mucho frío pero mucha ilusión!
Era una situación precaria, pero en el campamento de 1997 en el Carrichal –Valencia–, un grupo de scouters y de padres decidieron que el Grupo no podía terminar ahí, y nos lanzamos a la adquisición de los actuales locales en la plaza de Villacerrada. Tuvimos que apretarnos el cinturón, pero de esta forma ya no dependeríamos más de otros para realizar nuestras actividades y pudimos continuar así con el escultismo que durante tantos años ha marcado a tanta gente en este grupo.
La «CONVENCIÓN 2006» del Grupo Scout Calasanz, reunió a más de 300 scouts, de entre 20 y 70 años. Allí recordamos a los que un día fueron nuestros hermanos scouts, a los que están y a los que ya llevan su mochila desde el cielo -saludos Jorge, Antonio Gutiérrez y otros-. Allí rememoramos nuestros viejos uniformes y repasamos antiguas fotos con la misma ilusión con la que entonces las hicimos. Además se visionó un documental sobre el grupo creado expresamente para este evento.
El 12 de mayo de 2012, y durante la 56º Asamblea del MSC celebrada en Albacete, se nombró a Javier Olaso Miembro de Honor de Scouts MSC, la mayor distinción dentro de este movimiento, por haber dedicado gran parte de su vida al escultismo católico de Albacete.
Con motivo del 50º aniversario, realizamos varias actividades, como un concierto o una marcha ciclista. En el verano de 2013, con motivo del 50º aniversario del Grupo, realizamos un campamento para todos los miembros del grupo, viejos lobos y algunos padres en el Centro Scout Internacional de Kandersteg, Suiza.
Muchas otras actividades han sido dignas de recordar en nuestro Grupo desde su fundación hace más de 50 años: campamentos con discapacitados, colonias con inmigrantes, intercambios internacionales, limpieza de la Pulgosa y otros entornos naturales, plantación de árboles en Tinajeros, etc. Con ellas, miles de jóvenes de Albacete han crecido y madurado, han aprendido a proteger la naturaleza como obra de Dios, a ayudar al necesitado y el valor de la amistad, y son hoy miembros activos y útiles de nuestra sociedad.
Nos queda agradecer su colaboración a todos los que la han hecho posible, sabiendo que el escultismo sigue vivo en sus corazones. Estamos convencidos de que ha merecido la pena y nos sentimos orgullosos de mirar al horizonte con esperanza. ¡Siempre listos para servir!
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